Diversos estudios explican los límites críticos de resistencia térmica para las personas
Luego de un fin de semana marcado por intensas tormentas e inundaciones, el calor extremo regresó con fuerza al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Durante las últimas jornadas, la sensación térmica en la Ciudad de Buenos Aires alcanzó los 47 °C al mediodía, en un contexto en el que el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió una alerta amarilla por temperaturas extremas en varias provincias.
El impacto del calor se agrava por la crisis energética: un apagón masivo dejó a miles de usuarios sin electricidad, lo que impide el uso de ventiladores o aires acondicionados para mitigar las altas temperaturas. Además, en algunas regiones del país, el SMN mantiene una alerta roja, indicando que las temperaturas pueden afectar incluso a personas sin afecciones médicas preexistentes.
Frente a este escenario de calor sofocante y con picos de temperaturas extremas, surge una pregunta clave: ¿cuánto calor puede resistir el cuerpo humano y qué sucede cuando se supera ese límite?

Qué temperatura puede resistir el cuerpo humano
Según un estudio de la Universidad de Roehampton, el cuerpo humano deja de regular eficientemente su temperatura cuando el ambiente alcanza entre 40°C y 50°C. En este rango, el organismo entra en un estado de estrés térmico, lo que significa que su capacidad para enfriarse se ve comprometida.
El profesor Lewis Halsey, investigador del Centro de Ciencias de la Vida y la Salud de la Universidad de Roehampton, señala que la reacción al calor varía según factores como la edad, el sexo y las condiciones médicas preexistentes. “La tasa metabólica de algunas personas no aumentaba a 40 grados, pero sí a 50”, explicó el especialista.
En condiciones extremas, cuando la temperatura central del cuerpo supera los 44°C, incluso los atletas entrenados comienzan a experimentar problemas graves.

¿Qué pasa cuando la temperatura es muy alta en el cuerpo humano?
El cuerpo humano emplea mecanismos como la sudoración y la dilatación de los vasos sanguíneos para disipar el calor, pero cuando la temperatura es demasiado alta, estos sistemas dejan de ser efectivos. Según Lewis Halsey, una exposición prolongada al calor extremo puede provocar una cascada de efectos peligrosos en la salud:
- Desnaturalización de proteínas: las proteínas del cuerpo dejan de funcionar correctamente.
- Disminución de la eficiencia del sistema nervioso: los impulsos nerviosos se ralentizan, afectando la función muscular.
- Problemas cardíacos: el calor extremo puede provocar arritmias, lo que impide que el corazón bombee sangre eficientemente.
- Falta de oxígeno en el cerebro: si el flujo sanguíneo se ve afectado, el cerebro puede recibir menos oxígeno, lo que puede derivar en confusión, desmayos o incluso la muerte.

Cómo afecta el calor extremo al cerebro
El impacto del calor no solo es físico, sino también mental y emocional. Un estudio publicado en The Lancet Planetary Health demostró que un aumento de 1°C en la temperatura ambiente se correlaciona con un incremento en los casos de depresión y ansiedad.
El especialista Habab Wahid, de la Universidad de Georgetown, advierte que a medida que el planeta se calienta, estos efectos se volverán más evidentes: “A medida que el cambio climático empeora, las temperaturas y la humedad seguirán aumentando, al igual que los desastres naturales, lo que presagia un impacto cada vez mayor en nuestra salud mental colectiva a nivel mundial”.
Otro estudio realizado por la Universidad de Stanford y publicado en Nature Climate Change encontró que un incremento de 1°C en la temperatura promedio en Estados Unidos y México está asociado con un aumento del 1% en la tasa de suicidios.
Cuáles son los síntomas de un golpe de calor
El golpe de calor es una condición médica grave que ocurre cuando el cuerpo ya no puede disipar el calor y la temperatura corporal supera los 40°C.
Los síntomas de un golpe de calor incluyen:
- Piel caliente y seca o sudoración excesiva.
- Alteraciones del estado mental, como confusión o habla arrastrada.
- Pulso acelerado y respiración rápida.
- Náuseas y vómitos.
- Desmayos, convulsiones o incluso estado de coma.
Si no se trata rápidamente, el golpe de calor puede derivar en daño cerebral, insuficiencia orgánica o la muerte. Por ello, los expertos recomiendan medidas de prevención como la hidratación constante, evitar la exposición prolongada al sol y utilizar ropa liviana.