La Dra. Molina explica la importancia de seleccionar geles y jabones con un pH adecuado para mantener la integridad de la microbiota cutánea y evitar la sequedad
La rutina de ducha, una actividad cotidiana que muchos consideran sencilla y automática, puede estar llena de errores que afectan la salud de la piel. Según explicó la dermatóloga Ana Molina en el podcast “Mejor que Ayer”, presentado por el Dr. Borja Bandera, prácticas aparentemente inofensivas como el uso de agua demasiado caliente o productos con pH inadecuado pueden tener consecuencias negativas. Tal como reportó el medio Cuerpomente, estos hábitos pueden provocar problemas como sequedad, irritación e incluso infecciones cutáneas. La especialista identificó cuatro errores principales que, con pequeños ajustes, pueden evitarse para proteger la piel.
El agua caliente: un enemigo silencioso para la barrera cutánea
Uno de los errores más frecuentes al ducharse es el uso de agua a temperaturas muy altas. Aunque puede resultar reconfortante, especialmente en invierno, el agua caliente elimina la capa de grasa natural que protege la piel, conocida como barrera lipídica. Según Cuerpomente, esta práctica puede causar sequedad, picor y agravar condiciones como el eccema. La Dra. Molina destacó que el agua templada es la mejor opción, ya que permite limpiar la piel sin comprometer su hidratación ni su función protectora.
Por otro lado, el agua excesivamente fría tampoco es ideal para una ducha relajante, aunque puede ser estimulante. La dermatóloga subrayó que mantener una temperatura moderada no solo mejora la experiencia de la ducha, sino que también previene problemas cutáneos a largo plazo.
La importancia del pH en los productos de higiene
Otro error común señalado por la Dra. Molina es el uso de productos con un pH inadecuado. La piel humana tiene un pH ligeramente ácido, alrededor de 5,5, y el uso de geles de baño con pH alcalino puede ser perjudicial. Según explicó la especialista, estos productos pueden limpiar en exceso, eliminando no solo la suciedad, sino también los aceites naturales y la microbiota cutánea, que es esencial para proteger la piel de agresiones externas.
Aunque muchos geles de baño se promocionan como “neutros”, esto no garantiza que sean adecuados para todos los tipos de piel. La dermatóloga recomendó optar por productos suaves que respeten el manto lipídico y que estén diseñados específicamente para las necesidades de cada persona. Según Cuerpomente, esta elección puede marcar una gran diferencia en la salud de la piel, especialmente en personas con piel sensible o seca.
El uso de esponjas: un hábito cuestionable
El empleo de esponjas durante la ducha es una práctica extendida, pero la Dra. Molina advirtió sobre los riesgos asociados a este hábito. Según explicó, las esponjas tienden a acumular bacterias debido a la humedad que retienen, lo que puede aumentar el riesgo de infecciones cutáneas. Además, las esponjas con texturas ásperas pueden irritar la piel, especialmente en personas con piel sensible.
La dermatóloga sugirió que no es necesario usar esponjas para mantener una buena higiene. En su lugar, recomendó frotar con las manos las áreas que tienden a acumular más suciedad, como las axilas, los genitales y los pies. Para el resto del cuerpo, dejar que la espuma del gel de baño fluya naturalmente es suficiente para una limpieza eficaz. Según Cuerpomente, este cambio en la rutina puede reducir significativamente los riesgos de irritación e infecciones.
La espuma no garantiza una mejor limpieza
Muchas personas asocian la cantidad de espuma que genera un gel de baño con su capacidad de limpieza, pero esta creencia es errónea. Según la Dra. Molina, la espuma no es más que aire y no tiene relación directa con la eficacia del producto. El poder limpiador de un jabón depende de su composición química, en particular de las moléculas que interactúan con el agua y la suciedad.
La dermatóloga recomendó prestar atención al pH y a los ingredientes de los productos de higiene, en lugar de dejarse llevar por la cantidad de espuma que generan. Según Cuerpomente, evitar productos con químicos agresivos y optar por aquellos que incluyan ingredientes nutritivos puede mejorar significativamente la salud de la piel.
Pequeños cambios para una piel más saludable
La información proporcionada por la Dra. Molina subraya la importancia de prestar atención a los detalles en la rutina de ducha. Ajustar la temperatura del agua, elegir productos adecuados y evitar el uso de esponjas son cambios simples que pueden tener un impacto significativo en la salud de la piel. Según Cuerpomente, estos ajustes no solo mejoran la apariencia de la piel, sino que también previenen problemas como sequedad, irritación e infecciones.
Aunque la ducha es una actividad cotidiana, no siempre se realiza de manera consciente. Incorporar estos consejos en la rutina diaria puede ser un paso sencillo pero efectivo para garantizar que la piel reciba el cuidado que necesita.