La defensa pidió la nulidad del juicio y la absolución de los ocho rugbiers por el asesinato a Báez Sosa

El abogado, Hugo Tomei, se quejó porque “hasta el Presidente posó con un cartel pidiendo perpetua”. Además reveló que le gritaron “asesino antes de entrar al Tribunal”.


La defensa de los ocho rugbiers acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa en enero del 2020 en Villa Gesell, a cargo de Hugo Tomei, pidió la nulidad del juicio y la absolución de sus clientes.

“Dejemos que sean los tribunales de Justicia los que den respuesta, seamos civilizados, si cometieron un crimen tendrán su sentencia, sino, todos o algunos de ellos habrán pasado el tiempo de detención y recuperaran su libertad”, sostuvo.

Después de sus primeras palabras, el letrado requirió mostrar un video en el que se observó recortes de medios donde Fernando Burlando insultó a los imputados al describirlos como “asesinos e hijos de puta”.

“Esto duele porque es un profesional reconocido, de los mejores, y logró que los acusados estén encerrados en celdas diminutas”, manifestó.

También se quejó porque “hasta el Presidente posó con un cartel pidiendo perpetua”. Además reveló que le gritaron “asesino antes de entrar al Tribunal”.

Hugo Tomei dijo que “no está probado” el hecho y no estuvo de acuerdo con la “indeterminación” de la solicitud que este miércoles hizo la querella y la fiscalía de prisión perpetua.

“Toda la evidencia está contaminada, la sentencia que se pueda dictar va a intentar aproximarse pero no pueden salir de una cuestión cómo está”, comentó al Tribunal.

“Los acusadores probaron otro hecho, es fácil. Ocho sujetos acordaron dar muerte a Fernando Báez Sosa. Me quejé de la indeterminación, y ahora pretende ser determinada. Cinco le pegaron y otros tres no”, deslizó.

Y añadió: “Se imputó otra cosa a lo alegado ayer. Me tomaría el trabajo de preguntarle a Lucas Pertossi (a quien hizo ponerse de pie, ndr) ¿a quien le pegó? porque la fiscalía no lo pone, y ahora dice que también le pegó a Báez Sosa”.

El profesional cuestionó la declaración de los testigos porque “no pudieron ver” por su ubicación. “No está el dolo, hay una imposibilidad de probarlo, recuerdo que la fiscalía lo puso ayer en una patada en la cabeza y me preguntaba, si patear la cabeza a alguien implica la intención de muerte”.

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