Qué son las sacudidas hipnagógicas

Algunos especialistas brindaron sus opiniones sobre un tema inconcluso para la medicina


Espasmos hipnagógicos: un fenómeno que afecta a gran parte de la población mundial, se manifiesta como una sacudida involuntaria que ocurre justo cuando el cuerpo comienza a relajarse para entrar en la primera etapa del sueño. Este fenómeno, que afecta a aproximadamente el 70% de las personas en algún momento de sus vidas, ha sido objeto de estudio debido a su naturaleza enigmática y su impacto en la calidad del sueño, según un informe de Popular Science.

Los espasmos hipnagógicos, también conocidos como sobresaltos del sueño, se producen durante la fase hipnagógica, una etapa de transición entre la vigilia y el sueño. Durante esta fase, los músculos pueden experimentar un espasmo involuntario conocido como mioclonía. Aunque no representan un problema médico grave, su impredecible aparición y la falta de una explicación definitiva han despertado el interés tanto del público como de la comunidad científica.

Allen Richert, experto en medicina del sueño del Centro Médico de la Universidad de Misisipi, explicó a Popular Science que estos movimientos son “un movimiento muscular organizado, lo que implica una comunicación específica del sistema nervioso central”. Sin embargo, hasta ahora no existe un consenso en la comunidad científica sobre las causas exactas que los desencadenan.

A pesar de su frecuencia, los sobresaltos del sueño continúan siendo un desafío para los investigadores. Un estudio publicado en Current Sleep Medicine Reports en 2018 destacó la necesidad de investigaciones adicionales para clarificar su fisiología y origen. Más de cinco años después, esta afirmación sigue vigente, dejando a los expertos del sueño con más preguntas que respuestas.

Los espasmos hipnagógicos se clasifican dentro de las mioclonías, un grupo de movimientos involuntarios que también incluye fenómenos como el hipo. Richert añadió que estos espasmos no son indicativos de un trastorno del sueño que requiera tratamiento ni de problemas subyacentes como convulsiones. Sin embargo, su impacto en la calidad del sueño de algunas personas es significativo, ya que quienes los experimentan con frecuencia pueden desarrollar ansiedad al momento de irse a la cama.

Diversos factores pueden influir en la aparición de estos espasmos. El consumo elevado de cafeína y otros estimulantes, que interfieren con la capacidad del sistema nervioso para relajarse, así como el estrés y la fatiga acumulada, son algunos de los principales desencadenantes. La Academia Estadounidense de Medicina del Sueño también señaló que el ejercicio físico intenso o el trabajo físico extenuante antes de dormir pueden predisponer al cuerpo a estos movimientos involuntarios.

Curiosamente, estos espasmos pueden surgir tanto cuando el cuerpo está excesivamente estimulado como cuando está profundamente agotado. Este fenómeno subraya la complejidad de las conexiones entre el cerebro, los músculos y el sistema nervioso. Además, las personas que experimentan estos sobresaltos suelen relatar imágenes mentales fragmentarias asociadas a la reacción, como la sensación de tropezar o patear un objeto.

Entre las teorías más discutidas se encuentra la posibilidad de que estos espasmos sean un reflejo evolutivo. Algunos investigadores sugieren que podrían ser una reminiscencia de un mecanismo de defensa en nuestros antepasados primates, diseñado para evitar caídas mientras dormían en los árboles. Sin embargo, esta hipótesis carece de pruebas concluyentes.

Aunque no se requieran tratamientos médicos en la mayoría de los casos, algunos expertos recomiendan estrategias para minimizar los efectos negativos en la calidad del descanso. La Academia Estadounidense de Medicina del Sueño sugiere adoptar hábitos básicos de higiene del sueño, como evitar el consumo de cafeína y otras sustancias estimulantes antes de acostarse, y manejar el estrés mediante técnicas de relajación como la meditación o ejercicios de respiración profunda. Garantizar un descanso suficiente también es crucial, ya que la privación del sueño puede aumentar la frecuencia de estos sobresaltos.

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