La detección temprana es importante para prevenir la hinchazón crónica en las extremidades y evitar complicaciones graves
El linfedema, una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo, es el foco de atención en Argentina cada 11 de noviembre, cuando se conmemora el Día Nacional del Linfedema. Esta afección, caracterizada por una hinchazón causada por el mal funcionamiento del sistema linfático, puede presentarse tanto en hombres como en mujeres, impactando significativamente su calidad de vida.
El sistema linfático, encargado de transportar linfa desde los tejidos hasta el sistema venoso, puede fallar y provocar una acumulación de líquido en los tejidos, generando hinchazón y fibrosis. Según la doctora Mabel Bussati, especialista en Flebología y Linfología del Hospital de Clínicas, el linfedema puede ser primario o secundario. El linfedema primario se debe a alteraciones hereditarias, como la hipoplasia linfática, mientras que el secundario surge por obstrucciones o daños en los vasos linfáticos debido a infecciones, lesiones o enfermedades crónicas.
Los síntomas del linfedema incluyen una hinchazón densa en las extremidades, predisponiendo a los pacientes a infecciones severas como la celulitis y linfangitis. En casos excepcionales, puede desarrollarse linfangiosarcoma, un tipo de cáncer asociado con el sistema linfático. Una encuesta del Hospital de Clínicas en 2023 reveló que un 70% de los pacientes con linfedema se sienten deprimidos por su condición, mientras que el 86% expresó preocupación y el 84% indicó que su apariencia física se ve afectada.
El diagnóstico temprano es crucial para prevenir la progresión hacia etapas discapacitantes del linfedema. Bussati subraya la importancia de un diagnóstico oportuno para determinar el mejor tratamiento para cada paciente. Aunque el linfedema se detecta principalmente a través de una evaluación clínica, en casos específicos se utilizan estudios avanzados como la linfografía radioisotópica o la linfografía fluoresceínica.
En cuanto a las opciones terapéuticas, aunque el linfedema no tiene cura definitiva, existen tratamientos que ayudan a controlar sus síntomas. Estos incluyen el drenaje linfático manual, compresión mediante vendajes y dispositivos elásticos, y el uso de fármacos bajo supervisión médica. Además, medidas higiénico-dietéticas, como una dieta equilibrada y una adecuada higiene de la piel, son esenciales para reducir el riesgo de infecciones.
El autocuidado y el apoyo familiar son fundamentales en el manejo del linfedema. La actividad física también juega un papel central en la prevención, ya que el movimiento y la respiración profunda pueden mejorar la circulación linfática y venosa. Factores hereditarios, como mutaciones en genes específicos, pueden causar linfedema primario, mientras que el linfedema tardío suele aparecer después de los 35 años.
La investigación sobre el linfedema está en constante evolución, ofreciendo nuevas perspectivas para mejorar la calidad de vida de los pacientes. La doctora Bussati concluye que siempre hay tratamientos disponibles para evitar la progresión de la enfermedad a estadios más graves.
En conmemoración del Día Nacional del Linfedema, el Hospital de Clínicas organiza una jornada abierta con charlas y actividades para concienciar a la población sobre la enfermedad y promover la consulta médica temprana.