El Instituto Poal subraya la relación entre condiciones climáticas y salud articular. Ejercicio y calentamiento adecuado contrarrestan estas consecuencias en quienes padecen artrosis y discopatías
El Instituto Poal de Reumatología de Barcelona ha destacado en sus investigaciones que pacientes que padecen de artrosis experimentan un incremento del dolor articular debido al frío y la baja presión atmosférica. Según sus estudios, “los pacientes artrósicos experimentan un aumento del dolor articular en respuesta al frío y a la baja presión atmosférica”. Estas condiciones meteorológicas influyen de manera significativa en la fisiología humana, afectando a los que sufren de condiciones reumáticas.
La contracción muscular que el cuerpo realiza para generar calor en climas fríos es uno de los factores que inciden en este dolor. El frío, además de provocar temblores para mantener el calor corporal, genera una tensión muscular que puede presionar las articulaciones. Tal como reporta el Instituto, esta presión es especialmente notoria en personas con artrosis y discopatías, lo que lleva a un aumento en las molestias y el dolor. Además, “el frío causa la contracción de los tejidos, incluyendo las estructuras articulares como cápsulas, ligamentos y músculos”, según el instituto.
El fenómeno de la presión atmosférica baja y su relación con el aumento del dolor es otro factor que subraya el instituto. La disminución de la presión atmosférica afecta el equilibrio interno de los fluidos del cuerpo, causando que estos se expandan. Esta expansión puede resultar difícil para los tejidos cicatrizados, que son menos elásticos que los tejidos sanos. “La tracción ejercida por los tejidos sanos sobre las cicatrices puede resultar en molestias o dolor”, resalta el Instituto Poal.
Este tema ha suscitado interés en distintos medios que han abordado cómo las condiciones climáticas pueden afectar la salud articular. Un ejemplo de esto es lo compartido por Salud 360, que cita los mismos hallazgos al enfatizar la importancia de “mantenerse activo y realizar una buena entrada en calor antes de realizar cualquier actividad física en climas fríos”, como recomienda el instituto. Esta estrategia busca mitigar el impacto del frío en las articulaciones y músculos.
Adicionalmente, la cuestión sobre cómo la llegada de la lluvia intensifica el dolor ha sido discutida. Según la física, la presión atmosférica es un elemento clave en ese fenómeno. “Cuando la presión atmosférica disminuye, los fluidos internos se expanden”, explica el instituto. Este proceso físico esencial puede ser dañino, particularmente para personas con tejidos cicatrizados, ya que sus tejidos son menos elásticos y más susceptibles a la distensión dolorosa.
La conexión entre fenómenos climáticos y el aumento del dolor articular es un tema que ha ganado tracción en la discusión pública sobre el manejo del dolor crónico. Medios médicos han enfatizado la importancia de investigar más a fondo estas relaciones para desarrollar nuevas estrategias de alivio y manejo del dolor. Por ahora, lo esencial es reconocer la influencia de la meteorología en la salud articular y ajustar nuestras actividades en consecuencia.
En resumen, las condiciones climáticas adversas como el frío y la baja presión atmosférica pueden exacerbar el dolor en las articulaciones de personas con predisposición a enfermedades reumáticas. El Instituto Poal de Reumatología de Barcelona continúa explorando estos vínculos con la finalidad de mejorar la calidad de vida de los afectados. Su investigación proporciona un marco importante para comprender cómo los fenómenos naturales impactan nuestras condiciones de salud.