A pesar de ser imprescindibles en la vida actual, la investigación considera que los canes domésticos son una amenaza subestimada para la biodiversidad global
Los perros y los gatos son las mascotas predilectas de la sociedad. Según las estimaciones, más de la mitad de la población mundial (un 56%) tiene, al menos, una mascota en casa. América Latina es la región con mayor cantidad de dueños de canes o felinos, ya que un 80% de la población latinoamericana tiene un animal a su cargo. Argentina, México y Brasil son los países con porcentajes más altos sobre tenencia de mascotas. Estos tres países, junto con Estados Unidos y Rusia son los que más cantidad de perros tienen en el mundo.
Sin embargo, estudios recientes han expuesto lo que los gatos pueden provocar al medio ambiente, debido a que sus instintos de caza impactan en la fauna local de aves, roedores e insectos. Pero ahora una nueva investigación pone la mira en los perros domésticos.
El impacto ambiental de los perros domésticos fue el objeto de un análisis exhaustivo por parte de investigadores de la Universidad de Curtin, quienes revelaron que estos animales, considerados los carnívoros más comunes del mundo, representan una amenaza significativa para la biodiversidad y los ecosistemas.
Lo que los perros domésticos le hacen al medio ambiente

De acuerdo con el profesor asociado Bill Bateman, de la Facultad de Ciencias Moleculares y de la Vida de la Universidad de Curtin, los perros domésticos tienen un impacto ambiental mucho mayor de lo que se reconoce común. Según un artículo publicado en la revista científica Pacific Conservation Biology, los perros con dueño no solo afectan directamente a la fauna silvestre, sino que también generan consecuencias indirectas que alteran el equilibrio natural de los hábitats.
Bateman explicó en el artículo que estos animales, incluso cuando están bajo control de sus dueños, pueden perturbar a diversas especies, especialmente a las aves jugadoras, obligándolas a abandonar sus hábitats. Además, los rastros de olor, orina y heces que dejan los perros pueden seguir afectando el comportamiento de la fauna local mucho después de que los animales abandonan el área.
El estudio detalla que los perros domésticos no solo representan una amenaza por su comportamiento depredador, como perseguir o atacar a animales silvestres, sino también por los efectos secundarios de su presencia. Según el profesor Bateman, investigaciones previas demuestran que especies como ciervos, zorros y gatos monteses en Estados Unidos tienden a evitar las áreas donde los perros son paseados regularmente, incluso si estos no están presentes en ese momento. Este fenómeno genera una alteración en los patrones de actividad de la fauna, lo que puede tener consecuencias negativas para su supervivencia y reproducción.
Por otro lado, los desechos de los perros, como las heces y la orina, también pueden transmitir enfermedades zoonóticas a la fauna silvestre, contaminar cursos de agua y dificultar el crecimiento de las plantas. Además, los tratamientos químicos utilizados para proteger a los perros de parásitos, como pulgas y garrapatas, usualmente introducen compuestos tóxicos en los ambientes acuáticos cuando los animales ingresan en ríos, lagos o arroyos.
Otro aspecto que se destaca en la investigación es el impacto de la industria de alimentos para mascotas, la cual tiene una huella significativa en términos de emisiones de carbono, uso de tierras y consumo de agua dulce. Asimismo, producir alimentos para perros requiere grandes cantidades de recursos naturales, lo que contribuye al cambio climático y la degradación ambiental.
Equilibrio entre mascotas y preservar el ecosistema

La publicación de este estudio señala que, aunque los perros desempeñan un papel importante en la vida de las personas, ya sean como compañeros o como animales de trabajo, es fundamental encontrar un equilibrio entre su tenencia y la protección del medio ambiente. “Los perros son increíblemente significativos para la vida de las personas y sus funciones varían desde brindar compañía hasta contribuir a los esfuerzos de conservación como perros de detección”, afirmó Bateman. Sin embargo, advirtió que la gran cantidad de perros domésticos en el mundo, junto con comportamientos desinformados o negligentes por parte de algunos dueños, está generando problemas ambientales que no pueden ser ignorados.
El estudio también destaca la importancia de implementar medidas restrictivas, como la prohibición de perros en áreas sensibles, para proteger a las especies vulnerables. No obstante, estas medidas no son una solución definitiva, por lo que es esencial fomentar la colaboración entre dueños de perros, grupos conservacionistas y legisladores para desarrollar estrategias que permitan compatibilizar la tenencia de mascotas con la conservación de los ecosistemas.
El informe concluye que es necesario la concienciación entre los dueños de perros sobre el impacto ambiental de sus mascotas y promover prácticas más sostenibles. Esto incluye desde la recogida adecuada de los desechos hasta la elección de alimentos para mascotas con menor huella ambiental. Además, se requiere un esfuerzo conjunto para educar a la población sobre la importancia de proteger los hábitats naturales y reducir las perturbaciones causadas por los perros en áreas sensibles.