Qué es el “Boomerasking”, la nueva tendencia en crecimiento que rompe conexiones humanas

Según The Wall Street Journal, cuando las preguntas se convierten en un pretexto para hablar de uno mismo, las relaciones interpersonales sufren y la empatía queda relegada


Hablar es una de las actividades más humanas y esenciales para conectar con los demás, pero también puede convertirse en un terreno donde el egocentrismo toma protagonismo. Según informó Infobae, un comportamiento conocido como “boomerasking” está ganando atención por su impacto en las relaciones interpersonales. Este término, acuñado por la investigadora Alison Wood Brooks, describe la tendencia de algunas personas a hacer preguntas no para escuchar, sino para redirigir la conversación hacia sí mismas. Este hábito, aunque común, puede erosionar la calidad de las interacciones humanas y reforzar dinámicas de desconexión emocional.

Un ejemplo típico de “boomerasking” ocurre cuando alguien pregunta algo aparentemente trivial, como “¿Qué harás este fin de semana?”, pero antes de que la otra persona pueda responder completamente, el interlocutor ya está hablando de sus propios planes. Este comportamiento no solo refleja una falta de interés genuino, sino que también responde a una necesidad psicológica de compartir experiencias personales, lo que activa áreas del cerebro relacionadas con el placer. Sin embargo, esta práctica puede tener consecuencias negativas en la construcción de vínculos auténticos.

El “boomerasking” no es un acto malintencionado, sino una manifestación del egocentrismo natural de los seres humanos. Estudios citados por el medio revelan que entre el 40 % y el 60 % de las conversaciones diarias están centradas en uno mismo, y este porcentaje puede llegar al 80 % en redes sociales. Esta inclinación tiene una base neurológica: compartir información personal activa las mismas áreas del cerebro que se estimulan con placeres como la comida o la contemplación de algo bello.

Hablar de uno mismo no solo genera satisfacción inmediata, sino que también permite moldear la percepción que los demás tienen de nosotros. Las personas tienden a compartir detalles de sus vidas para proyectar una imagen de inteligencia, interés o confiabilidad. Sin embargo, cuando esta necesidad de autoafirmación domina las conversaciones, se corre el riesgo de convertirlas en monólogos disfrazados, lo que puede dañar la reciprocidad y el equilibrio necesarios para un diálogo significativo.

El impacto del “boomerasking” en las relaciones humanas

El “boomerasking” no solo genera frustración en quienes se sienten ignorados, sino que también limita la posibilidad de construir conexiones profundas. Las preguntas sinceras y el interés genuino son herramientas fundamentales para fortalecer los vínculos interpersonales. Sin embargo, cuando estas se utilizan como un medio para redirigir la atención hacia uno mismo, se pierde la oportunidad de crear un espacio de empatía y comprensión mutua.

Además, este hábito refuerza la percepción de que las propias experiencias son más importantes que las de los demás, lo que puede llevar al aislamiento emocional de quienes nos rodean. Destacó que el “boomerasking” subestima el poder transformador de escuchar activamente, una práctica que no solo enriquece las relaciones, sino que también amplía nuestra comprensión del mundo y de las personas que lo habitan.

Las plataformas digitales han proporcionado un terreno fértil para que el “boomerasking” prospere. Las redes sociales están diseñadas para proyectar nuestras vidas y pensamientos, muchas veces sin buscar una interacción auténtica. Desde publicaciones que revelan detalles personales hasta comentarios que desvían el foco hacia el autor, estas dinámicas amplifican el egocentrismo inherente al comportamiento humano.

Incluso en interacciones aparentemente inofensivas, el deseo de impresionar puede manifestarse de manera sutil. Señaló que estrategias como cumplidos ambiguos, referencias a personas famosas o quejas disfrazadas de humildad son formas comunes de mantener la atención sobre uno mismo sin parecer abiertamente egocéntrico. Estas prácticas, aunque habituales, pueden contribuir a la desconexión emocional y a la superficialidad en las relaciones.

La solución: escuchar con autenticidad

El antídoto contra el “boomerasking” es simple en teoría, pero difícil de implementar: escuchar genuinamente. En lugar de ver las conversaciones como una oportunidad para destacar, deberíamos enfocarnos en comprender y valorar las perspectivas de los demás. Esto no solo fortalece los vínculos, sino que también enriquece nuestra experiencia de las relaciones humanas.

Alison Wood Brooks subrayó la importancia de hacer preguntas sinceras, escuchar las respuestas y dar seguimiento a ellas como prácticas esenciales para construir conexiones auténticas. Cuando no logramos hacerlo, corremos el riesgo de transmitir desinterés, lo que puede erosionar la confianza y la intimidad emocional en nuestras relaciones.

El “boomerasking” es un comportamiento que, aunque frecuente, puede ser perjudicial si no se controla. Todos hemos caído en este hábito en algún momento, ya sea por la necesidad de ser escuchados o por la emoción de compartir algo importante. Sin embargo, reconocer esta tendencia y esforzarnos por priorizar el interés en los demás puede marcar la diferencia entre una conversación superficial y una que realmente nos enriquezca.

Al final, las mejores conversaciones no son aquellas en las que destacamos, sino aquellas en las que ayudamos a los demás a sentirse valorados. Escuchar, preguntar y conectar son actos poderosos que no solo transforman nuestras relaciones, sino también nuestra percepción de lo que significa compartir el mundo con otros.

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