Aunque son un pilar de la alimentación moderna, cada vez más personas abandonan su consumo.
Abandonar el consumo de harinas refinadas durante 30 días puede provocar cambios significativos en el organismo. En los primeros días, es común experimentar una disminución de energía, ya que estas harinas son una fuente inmediata de carbohidratos simples.
Sin embargo, una investigación de la Universidad de los Andes señaló que esta transición puede llevar a mejoras notables en la salud metabólica y digestiva.
Por ejemplo, se observó una mayor estabilidad en los niveles de azúcar en sangre, lo que ayuda a controlar los antojos y a prevenir picos de insulina. Además, la reducción en la ingesta de calorías vacías y en la retención de agua puede favorecer una ligera pérdida de peso. Estudios también vinculan la eliminación de harinas refinadas con un menor riesgo de desarrollar diabetes y enfermedades cardiovasculares, debido a la disminución de triglicéridos y la regulación de la presión arterial.
Sin embargo, abandonar por completo estos productos también puede provocar síntomas temporales como dolores de cabeza, fatiga e irritabilidad, conocidos como “síndrome de abstinencia a los carbohidratos”. Según el mismo estudio, estos efectos se deben a la reducción de dopamina en el sistema de recompensa del cerebro, que responde al consumo de carbohidratos de absorción rápida.