Este fenómeno laboral evidencia una serie de efectos físicos y emocionales que pueden deteriorar la calidad de vida y la productividad en el trabajo
El síndrome de burnout o síndrome del trabajador quemado se convirtió en una preocupación de salud laboral que afecta a miles de personas en todo el mundo. Desde su inclusión en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en enero de 2022, dejó de ser una mera expresión de agotamiento generalizado para ser reconocido como una condición provocada por el estrés crónico relacionado con el trabajo. Según la OMS, el burnout no es una enfermedad, sino un fenómeno ocupacional que puede tener consecuencias devastadoras para la salud mental y física.
El síndrome de burnout, definido en la CIE-11, se presenta como una respuesta al estrés laboral crónico no gestionado. La OMS especifica tres características fundamentales del burnout: agotamiento de energía, distanciamiento mental del trabajo (manifestado en actitudes negativas o cínicas hacia el mismo) y reducción de la eficacia profesional. Esta definición, más detallada que la versión previa en la CIE-10, deja claro que el burnout está vinculado exclusivamente al contexto laboral, y no debe aplicarse para describir situaciones de agotamiento en otros aspectos de la vida personal.
En palabras de la OMS, el burnout “se conceptualiza como un síndrome resultante del estrés laboral crónico que no fue gestionado de forma exitosa”. Sin embargo, aún existen desafíos en torno a la comprensión total de este fenómeno, ya que el estrés crónico puede manifestarse de manera muy diferente según la persona y las circunstancias del entorno de trabajo.
Síntomas: cómo identificar el burnout
Los síntomas del burnout abarcan un rango de efectos físicos, emocionales y psicológicos. Según explicó a National Geographic Eduardo Perin, psiquiatra especializado en terapia cognitivo-conductual, los síntomas físicos más comunes incluyen dolores de cabeza frecuentes, mareos, insomnio o somnolencia excesiva, taquicardia, sudoración, e incluso dolor en el pecho.
Bruna Fioretti, periodista que vivió el burnout de primera mano, relató al mismo medio cómo experimentó todos estos síntomas, comenzando con mareos y una sensación generalizada de agotamiento extremo, al punto de ni siquiera poder subir las escaleras de su casa. Experimentó “una sensación de estar constantemente dopada, incluso mi voz se volvía menos nítida y lenta”; una manifestación claramente física de la sobrecarga de trabajo.
Los síntomas psicológicos son igualmente importantes. El burnout puede provocar sentimientos de negativismo o cinismo hacia el trabajo, lo que incluye una creciente apatía hacia las responsabilidades laborales y las relaciones profesionales. A menudo, las personas experimentan ansiedad, depresión y una desconexión emocional del entorno laboral. Fioretti describió su experiencia como una especie de depresión, donde sentía que “no quería salir de la cama” y se encontraba demasiado agotada para disfrutar de actividades cotidianas.
Causas del burnout
El burnout es multifactorial: depende de diversos factores tanto personales como laborales. Fabiano de Abreu Rodrigues, doctor en psicología y neurociencias, señaló a National Geographic que las personas que tienden a establecer metas inalcanzables o las que se exigen demasiado a sí mismas en el trabajo están particularmente en riesgo.
Es más común cuando las personas trabajan en ambientes laborales tóxicos, donde las condiciones incluyen la sobrecarga, el acoso moral o un entorno laboral que exige resultados a costa de la salud mental de los empleados.
En el caso de Bruna Fioretti, su diagnóstico fue complicado porque inicialmente no pudo identificar la relación directa entre sus síntomas y el trabajo. Ella pensaba que “era normal” sentir ese agotamiento extremo debido a su naturaleza inquieta y la exigencia constante de su entorno profesional. Sin embargo, su proceso de diagnóstico fue esclarecedor, ya que su sobrecarga de trabajo estaba afectando de manera evidente su bienestar físico y emocional.
Quiénes son más propensos al burnout
El burnout afecta a personas en profesiones de alta demanda que requieren interacción constante con otros, como médicos, enfermeros, cuidadores y profesores. Durante la pandemia de COVID-19, los profesionales de la salud fueron particularmente vulnerables al agotamiento crónico debido a las largas horas de trabajo, el estrés constante y la exposición a situaciones de alto riesgo. Rodrigues sostiene que el burnout se presenta con más frecuencia en individuos con antecedentes de ansiedad o depresión, trastornos que el estrés laboral puede exacerbar.
Además, el burnout se observa comúnmente en personas de entre 25 y 40 años, una etapa de la vida en que la carrera laboral es muy activa y las exigencias de productividad son más altas. Las mujeres también parecen estar más afectadas, posiblemente debido a la doble carga que enfrentan al tener que equilibrar las responsabilidades laborales con las tareas domésticas y el cuidado de los hijos.
Tratamiento del burnout: ¿cómo recuperarse?
El tratamiento del burnout requiere un enfoque integral y personalizado. Según Perin, el primer paso para tratar el síndrome es reducir o interrumpir temporalmente la carga laboral. Esta es, en muchos casos, la recomendación más desafiante, especialmente en personas con alta responsabilidad laboral o aquellas que sienten que no pueden desconectarse completamente del trabajo. Sin embargo, esta es una parte fundamental del tratamiento, ya que permite que la persona recupere energía y comience a sanar.
El tratamiento también incluye el regreso a actividades recreativas y el fortalecimiento de las relaciones sociales. Perin sugiere que, debido a la sobrecarga laboral, las personas con burnout a menudo se alejan de sus amigos y familiares, lo que agrava su aislamiento. Por lo tanto, se debe fomentar el regreso a estas actividades para reestablecer un equilibrio emocional.
En el caso de Bruna Fioretti, el proceso de recuperación comenzó cuando aceptó que debía cambiar su ritmo de vida y tomar un descanso de su trabajo. “Solo empecé a mejorar cuando me permití cambiar mi ritmo, cambiar mi vida”, afirmó a la revista, lo que subraya la importancia de reducir la presión laboral y restablecer una rutina más saludable.
El burnout es una afección prevenible si se toman medidas adecuadas desde el inicio. El reconocimiento temprano de los síntomas y una gestión adecuada del estrés son clave para evitar que la condición evolucione hacia un agotamiento completo. En este sentido, Bruna Fioretti usó su experiencia personal para sensibilizar a otras personas sobre la importancia de cuidar la salud mental mientras se persigue el éxito profesional. Su mensaje es claro: “El cuidado de la salud no debe olvidarse ni dejarse de lado mientras se busca el crecimiento profesional”.
Con información de Infobae