Durante los períodos de exámenes, los estudiantes universitarios y de secundaria enfrentan un aumento en los niveles de ansiedad, lo que puede afectar su rendimiento académico y bienestar emocional. Según expertos, como la licenciada en Psicología María Consuelo Veliz del Departamento de Psicoterapia de INECO, la ansiedad excesiva puede dificultar la concentración debido a preocupaciones anticipatorias sobre eventos futuros y escenarios negativos.
La presión por obtener buenos resultados y el temor a no cumplir con las expectativas son factores que contribuyen a esta ansiedad. Los estudiantes a menudo experimentan pensamientos automáticos negativos, como el miedo a quedarse en blanco durante un examen o a no poder estudiar todo el material necesario. Estos pensamientos pueden tener un carácter catastrófico y estar vinculados a un estilo perfeccionista, lo que incrementa la autoexigencia y la creencia de incapacidad para cumplir con los estándares.
La ansiedad no solo genera malestar emocional, sino que también puede llevar a conductas contraproducentes como la procrastinación o el sobreestudio compulsivo. Estas estrategias, en lugar de aliviar la ansiedad, tienden a agravar el problema y perpetuar el ciclo de malestar. La procrastinación y la evitación de exámenes son comunes entre los estudiantes que sienten que no pueden cumplir con los estándares esperados, lo que a su vez incrementa la ansiedad y las dificultades para rendir adecuadamente.
Para abordar la ansiedad ante los exámenes, es crucial cuidar el bienestar físico y mental. Incluir ejercicio físico en la rutina diaria ayuda a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. Mantener una alimentación equilibrada y descansar lo suficiente son esenciales para conservar la energía y la concentración. Además, es recomendable evitar el consumo excesivo de cafeína y otros estimulantes, ya que pueden aumentar los síntomas de ansiedad.
Las actividades placenteras y el contacto con amigos o familiares también son importantes para despejar la mente y reducir el estrés. Practicar hobbies, salir a caminar o simplemente conversar con alguien de confianza puede ser beneficioso. Si la ansiedad es elevada, implementar técnicas de relajación como la respiración diafragmática o la relajación muscular progresiva puede ser útil para reducir la tensión.
Prepararse adecuadamente para los exámenes, mediante una buena planificación y el estudio anticipado, puede aumentar la confianza en el rendimiento académico. Realizar exámenes de prueba y consultar dudas con los docentes son estrategias que pueden mejorar los resultados. Además, identificar y cuestionar los pensamientos negativos es fundamental para reducir la ansiedad. Preguntarse por la evidencia real de estos pensamientos y considerar todas las posibilidades puede ayudar a generar una perspectiva más equilibrada.
El diálogo interno también juega un papel crucial. La autocrítica puede predisponer a una actitud pesimista y afectar la motivación para el estudio. Adoptar una visión autocompasiva y equilibrada, similar a la compasión que se siente por los seres queridos, puede ser una estrategia efectiva para contrarrestar la autocrítica.
Finalmente, es importante recordar que la ansiedad y el estrés son reacciones normales durante los períodos de exámenes. Un cierto grado de activación es necesario para motivarse a estudiar y rendir bien. La ansiedad se convierte en un problema cuando es intensa y prolongada, dificultando el rendimiento académico.