Este estudio desafía las preocupaciones previas sobre el impacto del virus en el desarrollo cerebral prenatal. La investigación abarcó a miles de madres, y sus hijos no mostraron diferencias significativas en etapas tempranas
Una nueva investigación ofrece cierto consuelo a las mujeres embarazadas que se enferman de COVID: el desarrollo del cerebro no parece verse afectado en los niños expuestos al virus mientras están en el útero.
No hay diferencias significativas en el desarrollo al año, un año y medio y dos años después del nacimiento entre los niños cuyas madres tuvieron COVID durante el embarazo y los que no, informaron los investigadores en una edición reciente de la revista JAMA Network Open.
“Estos hallazgos son críticos teniendo en cuenta la novedad del virus SARS-CoV-2 para la especie humana, la escala global del brote inicial de COVID-19, la naturaleza ahora endémica del virus que indica una relevancia continua para las personas embarazadas, la profunda respuesta inmunitaria del huésped observada en muchos pacientes con COVID-19 y la evidencia acumulada que revela la sensibilidad del cerebro fetal en desarrollo a la activación inmunitaria materna“, concluyó el equipo de investigación dirigido por la Dra. Eleni Jaswa, endocrinóloga reproductiva de la Universidad de California, en San Francisco.
En el estudio, los investigadores examinaron datos de más de 2.000 madres primerizas y sus hijos, como parte de un estudio que evaluó la seguridad del embarazo durante la pandemia. Las nuevas mamás fueron reclutadas entre mayo de 2020 y agosto de 2021.
Alrededor de un 11 por ciento de las madres participantes se infectaron con COVID-19 durante el embarazo, apuntaron los investigadores.
Las evaluaciones del desarrollo realizadas a los 12, 18 y 24 meses no encontraron un aumento significativo en el riesgo de retraso en los niños expuestos a COVID en el útero, encontraron los investigadores.
Por ejemplo, a los 12 meses de edad, alrededor del 32 por ciento de los niños expuestos a COVID tuvieron resultados anormales en las pruebas de detección, en comparación con el 29 por ciento de los niños no expuestos.
A los 24 meses, los porcentajes eran los mismos: alrededor de un 17 por ciento, independientemente de si un niño había estado expuesto a COVID durante el embarazo o no.
Los análisis de seguimiento que se enfocaron en diferentes factores que podrían aumentar el riesgo (el trimestre de la infección, si hubo fiebre durante el embarazo, la infección antes o después de la vacunación) tampoco encontraron diferencias en el retraso en el desarrollo.
Sin embargo, un editorial que acompañó al estudio advirtió que podría ser demasiado pronto para decir con certeza que estos niños no sufrirán ningún retraso en el desarrollo.
La autora del editorial, la Dra. Andrea Edlow, anotó que la herramienta de detección utilizada por los investigadores no es 100 por ciento precisa, y que otros estudios han vinculado la exposición a enfermedades infecciosas durante el embarazo con un mayor riesgo para el desarrollo del niño.
“En el contexto de estudios complementarios y estudios más grandes que sugieren conclusiones distintas, la respuesta más honesta es la mejor: todavía no lo sabemos”, concluyó Edlow, vicepresidente de investigación en obstetricia y ginecología del Hospital General de Massachusetts, en Boston.
Con información de Health Day News