¿Cómo se enseña a leer y escribir a adolescentes en tiempos donde la inmediatez parece dominar cada momento de su vida? Para muchos docentes, esta es una de las preguntas más difíciles de responder. Los estudiantes de hoy viven inmersos en la velocidad de la cultura digital, donde la lectura y la escritura son experiencias rápidas y fragmentadas. Sin embargo, la escuela se mantiene coom el lugar donde deberían encontrarse con los textos de manera más profunda. Convertir esa experiencia en algo significativo es uno de los mayores desafíos que enfrenta la educación actual.
Silvina Marsimian lleva más de tres décadas dedicadas a pensar y transformar la enseñanza de la lectura y la escritura en adolescentes. Profesora en Letras y magíster en Análisis del Discurso, ha sido vicerrectora y directora del Departamento de Castellano y Literatura del Colegio Nacional de Buenos Aires, y también ha dictado clases en la Universidad de Buenos Aires y en la UCA. Además de su trabajo académico, Marsimian es autora y coordinadora de manuales escolares y fue distinguida por su labor con varios premios, como el Premio Libro de Educación Obra Práctica 2013-2014, otorgado por la Fundación El Libro.
Marsimian acaba de publicar Enseñar a leer y escribir a adolescentes: 30 preguntas y respuestas (Ed. El Ateneo), donde ofrece una guía práctica para docentes estructurado en torno a una serie preguntas: desde cómo es la manera de leer de los adolescentes hasta cuáles son las herramientas pueden usarse para acercarlos a los textos literarios. Marsimian parte de la idea de que la escuela debe ser un lugar donde los adolescentes no solo aprendan a leer y escribir, sino también a hacerlo de una manera que les sirva en su vida cotidiana. Y, para eso, la autora propone un enfoque que integre la cultura letrada con la digital, y que permita a los docentes mediar entre ambos mundos, ayudando a sus estudiantes a desarrollar una lectura crítica y reflexiva, sin perder de vista el disfrute por el acto de leer.
En esta entrevista, Silvina Marsimian reflexiona sobre muchos de los temas que aborda en su libro. Habla de cómo los adolescentes leen y escriben hoy en un mundo marcado la multiplicidad de estímulos, y cómo los docentes deben actuar como mediadores entre ese entorno vertiginoso y el aula. “Para los adolescentes, tanto la lectura como la escritura son ejercicios sociales y culturales, y de construcción en comunidad”, afirma Marsimian. Desde esa perspectiva, la autora también resalta la importancia de conocer los hábitos de lectura de los estudiantes para generar propuestas que los vinculen con los textos de manera efectiva y significativa. Además, comparte ideas que los docentes pueden emplear para enseñar a leer y escribir en el aula, destacando la lectura como un acto compartido, que invita a los adolescentes a dialogar y construir significados en comunidad.