En los últimos 100.000 años, el tamaño del cerebro humano ha disminuido aproximadamente un 13%, según recientes investigaciones. Este fenómeno ha generado diversas teorías entre los científicos, quienes buscan entender las causas detrás de este cambio evolutivo. Un estudio reciente liderado por el paleoantropólogo Ian Tattersall del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York reveló que el tamaño del cerebro humano disminuyó en promedio un 12,7% en comparación con el de los neandertales.
El estudio dirigido por Tattersall sugiere que la reducción del tamaño cerebral está relacionada con la invención del lenguaje, lo que permitió una reorganización en las vías neuronales del cerebro de una manera metabólicamente más eficiente. Esta reorganización permitió optimizar el uso de la energía cerebral, reflejándose en una reducción en el tamaño del cráneo de los humanos modernos.
La investigación también señala que la expansión cerebral ocurrió de manera rápida e independiente en diversas especies humanas y en distintos momentos alrededor del mundo. Este fenómeno se observó en especies como Australopithecus afarensis, Homo erectus, Homo heidelbergensis y Homo neanderthalensis. Según Tattersall, “los primeros tenían cerebros extremadamente grandes”. Este hallazgo no es aislado y encuentra apoyo en estudios anteriores, como el del científico alemán Gerhardt Von Bonin, quien había señalado una disminución del tamaño del cerebro humano en los últimos veinte mil años.
La hipótesis principal atribuye la reducción del cerebro a la transición de los humanos de ser cazadores-recolectores a construir sociedades complejas. Se cree que el desarrollo de la agricultura y los asentamientos permanentes pudo haber influido en este proceso. Además, la organización social más compleja y la especialización en tareas habrían reducido la necesidad de cerebros más grandes para la supervivencia individual, dando paso a una evolución hacia cerebros más eficientes.
El antropólogo Jeremy DeSilva de Dartmouth College ofrece una visión diferente al señalar que el desarrollo de sociedades complejas disminuyó la necesidad de que cada individuo tuviera un cerebro grande. A medida que las tareas y el conocimiento se fueron distribuyendo entre los miembros de estas sociedades, la presión evolutiva para que cada persona mantuviera un cerebro de gran tamaño se redujo.
Otros factores también han sido considerados. Jeff Morgan Stibel del Museo de Historia Natural de California propone que el cambio climático es una explicación plausible. Encontró que la reducción del tamaño cerebral en los últimos 17.000 años se correlaciona con periodos de calentamiento climático, lo que sugiere una adaptación evolutiva para disipar mejor el calor en ambientes más cálidos.
El efecto de los factores socioeconómicos y de salud también fueron analizados. Eva Jablonka de la Universidad de Tel Aviv y Marta Lahr de la Universidad de Cambridge proponen que la pobreza y la desnutrición podrían haber influido considerablemente en la disminución del tamaño cerebral. Según ellas, la dependencia de la agricultura habría limitado el desarrollo cerebral debido a la falta de nutrientes esenciales.
A lo largo de la historia, el tamaño del cerebro humano experimentó una evolución significativa. Hace seis millones de años, compartíamos un ancestro con los chimpancés, y desde entonces, el cerebro humano se cuadruplicó. Sin embargo, en los últimos 100.000 años, ocurrió una reducción de aproximadamente un 13%. Los científicos proponen distintas teorías para explicar esta disminución. Algunos apuntan a la mejora en la organización neuronal, lo que haría innecesario un cerebro grande, mientras que otros sugieren que el cambio climático podría haber influido, ya que órganos más pequeños disipan mejor el calor.
Por último, Stibel afirma que, aunque el cerebro humano se haya reducido en tamaño, la creación de herramientas y tecnologías en los últimos 10.000 años ha permitido conservar nuestra inteligencia colectiva. A través del uso de computadoras y máquinas, los humanos han encontrado formas de almacenar información y realizar cálculos complejos, compensando así esta disminución.
El debate sobre la razón precisa por la cual el cerebro ha reducido su tamaño sigue abierto. Sin embargo, la comprensión de este fenómeno podría ofrecer nuevas perspectivas sobre cómo los humanos evolucionaron para hacer frente a desafíos ambientales y sociales. Este cambio destaca la relación compleja entre el entorno, la organización social y la biología humana a lo largo del tiempo.