Reflexiones importantes en el Día Mundial de la Higiene

UNICEF revela que lavarse las manos es esencial para reducir infecciones respiratorias, una práctica simple que tuvo gran relevancia durante la pandemia


Cada 3 de septiembre se celebra a nivel global el Día Mundial de la Higiene, una fecha destinada a recordarnos el papel crucial que juega la higiene en la prevención de diversas enfermedades. Desde el cólera y las infecciones respiratorias hasta la hepatitis y las enfermedades de la piel, la higiene es una de las herramientas más poderosas para proteger nuestra salud.

Muchas veces, cuando pensamos en higiene, nos limitamos a imaginar el aseo personal. Sin embargo, este concepto abarca mucho más que eso: la limpieza de nuestros hogares, entornos laborales, y la correcta manipulación de alimentos son también aspectos fundamentales. Mantener estos espacios limpios no solo nos protege a nosotros, sino que contribuye al bienestar de toda la comunidad.

De acuerdo con datos proporcionados por UNICEF, un acto tan sencillo como lavarse las manos con jabón puede reducir la incidencia de infecciones respiratorias en un 23%. Esto quedó en evidencia durante la pandemia, cuando a falta de vacunas, las medidas más usadas fueron el uso de barbijo y la higiene de manos.

Recordemos que la limpieza y descacharreo de patios es la manera más eficaz de prevenir el dengue. Una enfermedad que cuando hace frío nos olvidamos, pero que en verano la padecemos. Y es justamente en invierno y primavera cuando podemos descacharrar y vaciar el agua de los recipientes de los patios para evitar que los mosquitos se reproduzcan y con esto que se propague este virus que tanto daño hizo en los últimos años.

Además, se estima que más de 5 mil niños menores de cinco años fallecen diariamente debido a enfermedades diarreicas, muchas de las cuales están vinculadas a la falta de acceso a agua potable, saneamiento básico y prácticas de higiene adecuadas.

La higiene alimentaria es otro aspecto que no debe pasarse por alto. Frutas y verduras crudas deben lavarse meticulosamente con agua potable, y es vital mantener una rutina de lavado de manos antes y después de manipular alimentos. Estas medidas simples pueden hacer una gran diferencia en la prevención de la propagación de gérmenes y evitar cuadros de gastroenteritis.

En definitiva, la higiene no es solo una cuestión de bienestar personal, sino de salud pública. Al adoptar prácticas higiénicas correctas, no solo mejoramos nuestra calidad de vida, sino que también construimos un futuro más saludable para las generaciones venideras. Hoy, más que nunca, es importante reafirmar nuestro compromiso con la higiene para garantizar un entorno seguro y saludable para todos.

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