Especialistas sostienen que “es posible incorporar un hábito saludable dentro de nuestra rutina diaria” y que produce beneficios sobre las funciones cognitivas.
El sedentarismo es un estilo de vida donde las personas destinan mucho tiempo a actividades que demandan poca energía y esfuerzo, como estar sentados u acostados por horas, ya sea para ver televisión, jugar videojuegos, leer o viajar en auto.
Llevar un ritmo sedentario por un lapso prolongado puede provocar consecuencias como obesidad, problemas metabólicos, la disminución de independencia funcional, la fatiga y el estrés, entre otros.
Para contrarrestar este hábito insalubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la práctica de actividad de entre 150 a 300 minutos a la semana, si es de intensidad moderada, o de entre 75 a 150 minutos si es de intensidad vigorosa.
“Actualmente, contamos con evidencia científica que indica que llevar una vida activa impacta positivamente en la salud y el bienestar, permitiendo a las personas vivir más tiempo de manera independiente y plena”, detalló la directora del Departamento de Terapia Ocupacional del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), Adriana Fiorino.
Asimismo, aseguró que “es posible incorporar este hábito saludable dentro de nuestra rutina diaria en cualquier etapa de la vida, adaptándola a nuestras condiciones, posibilidades e intereses”.
La licenciada sostuvo que “algunos de los beneficios que podríamos encontrar son el mantenimiento de un peso saludable, mejora del funcionamiento metabólico, fortalecimiento muscular, cuidado articular y aporte de mayor energía, entre otros”.
“A su vez, a nivel de la salud cerebral, podemos mencionar que existen beneficios sobre las funciones cognitivas, en la reducción del estrés y la ansiedad”, remarcó.