Según un estudio, las personas que requieren menos atenciones médicas a lo largo de su vida son aquellas que que poseen relaciones sólidas y cálidas con su entorno.
El pasado 7 de abril se celebró el Día Mundial de la Salud, por el nacimiento de la Organización Mundial de la Salud en 1948. Este marco invita a re-pensar la importancia del bienestar y principalmente del autocuidado como requisito para una comunicación efectiva con el mundo exterior.
“La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades“, indica la OMS, en otras palabras, la capacidad de relacionarnos con el entorno es tan importante para la salud integral de los seres humanos como el cuidado de mente y cuerpo.
La definición del organismo es refutada por el Estudio sobre Desarrollo Adulto que realizó la Universidad de Harvard, en el que se llegó a la conclusión de que las personas que poseen relaciones sólidas y cálidas son más felices, y requieren menos atenciones médicas a lo largo de su vida.
Por lo tanto, incorporar herramientas para comunicarnos de forma óptima es de suma importancia ya que permite que las personas se desenvuelvan entre pares y generen vínculos que aportan bienestar en su vida con un efecto positivo en mente y cuerpo.
En ese sentido, aparece el coaching como un proceso de reflexión y autoconocimiento. Esta herramienta colabora al modificar creencias internas para un mejor vínculo con uno mismo y la sociedad.
Esas creencias no son más que comportamientos que el ser humano incorpora a lo largo de su vida y a través de los cuales se vincula con el entorno por lo que los “coach” buscan enseñar nuevas formas de creer o pensar para generar en su consultante un cambio de prácticas que le permitan desenvolverse en sociedad. Así, el coaching promueve el bienestar social y este, como ya se ha estudiado, potencia el estado de salud en la persona.