Los dos miembros del cuerpo de Bomberos Voluntarios de Gesell explicaron que al llegar al lugar colocaron el desfibrilador externo automático y le realizaron masajes cardíacos hasta que llegó la ambulancia.
En medio de la décima jornada de audiencias del juicio por el crimen de Báez Sosa, dos bomberos voluntarios que asistieron a la víctima después del ataque testificaron ante el Tribunal en Dolores y ratificaron que, al llegar al boliche, encontraron a Fernando sin signos vitales.
La primera en declarar fue Verónica Onieva, bombero voluntario de Villa Gesell desde hace 15 años, quien contó que la madrugada del 18 de enero llamado recibió un a las 5.03 en el cuartel, anunciando que había una persona en la vía pública, inconsciente frente al boliche. Fuimos y nos encontramos con una persona en el piso a la cual le estaba haciendo RCP una mujer. Le pedimos que nos deje intervenir y mi compañero comenzó a hacer maniobras de RCP, le conectamos el DEA, constatamos si tenía signos vitales: no tenía”, explicó.
El otro bombero, Javier Timoteo, destacó que al llegar a Le Brique, notó Fernando “no tenía signos vitales”. También recordó que había una mujer practicándole RCP y que junto a Onieva colocaron el DEA, el desfibrilador externo automático. “Cuando no hay corazón activo, el aparato pide que se hagan masajes cardíacos”, aseguró.
Continuando con su relato, Timoteo contó que su compañera siguió con la maniobra de RCP: “Yo hice otra vez el chequeo con la DEA y seguía sin signos vitales. Hicimos el relevo, yo le hice RCP y llegué la ambulancia. Después ayudamos a cargar el paciente a la camilla y lo trasladaron al hospital”.
Luego de las declaraciones, Fernando Burlando abogado de la familia, habló con la prensa: “Le quitaron la vida en ese lugar. Los ocho, tienen que terminar condenados porque en la calle son un peligro. Otro chico denunció una fractura de Lucas Pertossi. La Justicia tiene que actuar. Pablo Zapata denunció que le pegaron entre tres”.